21 Ago

Existen una infinidad de protectores solares en el mercado para cubrir necesidades tan diversas como puntuales. Es por eso que quisimos redactar algo que fuera beneficioso si vives en Guatemala y que tengas opciones diferentes a las convencionales en temas de protección solar. Empecemos:

En primer lugar ¿Qué son las radiaciones solares?

Radiación solar

La radiación proveniente del sol contiene tres tipos de rayos:

  • El 50% son rayos infrarrojos (IR) que proporcionan calor.
  • El 40% son rayos visibles (VI) que proporcionan luz.
  • El 10% son rayos ultravioleta (UV) que aportan a nuestro cuerpo tanto beneficios como peligros al mismo tiempo, y que a continuación detallaremos.

A su vez, los rayos ultravioleta (UV) se subdividen en tres tipos:

  • UVA: Atraviesan fácilmente la atmósfera, alcanzando toda la superficie terrestre.
  • UVB: Su longitud de onda es corta, teniendo dificultad para atravesar la atmósfera. Llegan con más facilidad a la zona ecuatorial pero en mucho menor grado a latitudes elevadas.
  • UVC: Su longitud de onda es corta, y no atraviesan la atmósfera, son absorbidos por la capa de ozono. Son muy peligrosos para el cuerpo.

Beneficios e inconvenientes de la radiación solar

La exposición controlada al sol es beneficiosa para nuestro cuerpo. A continuación resumimos sus beneficios:

  • Los rayos UVB, sobre todo cerca del mediodía, permiten a nuestro cuerpo producir vitamina D, beneficiosa en multitud de procesos internos.
  • Mejor ritmo cardíaco y descanso.
  • Mejor rendimiento cognitivo y mayor productividad.
  • Menor depresión.
  • Mejor salud visual.
  • Menos enfermedades autoinmunes.
  • Menos enfermedad coronaria.
  • Ayuda a adelgazar.

Pero la exposición al sol en exceso se convierte peligrosa cuando:

  • Los rayos UVA llegan a las capas más profundas de la piel, elevando el riesgo de melanoma..
  • Los rayos UVB dañan principalmente la superficie de la piel, contribuyendo a su enrojecimiento. Tienen más efecto en el cáncer de piel no melanoma.
  • De los rayos IR y VI hay menos estudios, pero parece que también contribuyen, al igual que los rayos UV, al fotoenvejecimiento de la piel.

Factores que influyen en el índice UV

Es un indicador que mide la intensidad de los rayos ultravioletas al incidir en la superficie terrestre. Existe una escala estándar que comienza en 0 y no está acotada superiormente, la cual proporciona, además, un código de colores que da información sobre la misma:

Los siguientes factores influyen en el índice UV:

  • La latitud: donde el sol se encuentre sobre la vertical, la radiación UV es máxima, y esto se da entre los trópicos.
  • La altitud:. la radiación UV aumenta con la altitud, debido a que hay menos atmósfera para absober dichos rayos. Se calcula que por cada 300 metros de altura la radiación UV aumenta un 4-5%.
  • Nubosidad: las nubes actúan absorbiendo parte de los rayos UV, pero nunca completamente.
  • Ozono: es el encargado de absorber los rayos UV: a mayor cantidad de ozono en las capas altas de la atmósfera, mayor absorción se producirá.
  • Índice de reflexión del suelo: el suelo actúa como espejo con los rayos solares. Según el tipo de suelo los reflejará en mayor o menor medida. Por ejemplo, la nieve, el agua y la arena de playa reflejan en gran cantidad los rayos que indicen en ellos.
  • Hora del día: alrededor del mediodía, entre las 10am y 14pm (aunque esto depende del lugar), es cuando nos llega más cantidad de rayos UV.

¿Cómo evitar el daño irreparable de los rayos solares y la radiación solar en nuestra piel?

A estas alturas todos sabemos que es necesario utilizar fotoprotección alta y prácticamente trabajamos sobre lo muy básico:

  • evitar las horas de máxima exposición –entre las 12 y las 16h, incluso en invierno–,
  • buscar la sombra y utilizar prendas que nos protejan del sol –gorra, gafas de sol que filtren el 99-100% de la radiación UV, y camiseta–,
  • utilizar SPF altos, de entre 30 y 50, aplicarlos 30 minutos antes de salir de casa y reaplicarlos cada dos horas, tanto si nos bañamos como si no.

Tipos de radiación solar, ¡no todos son malos!

Aunque los efectos de la radiación solar en nuestra piel pueden ser irreparables, tomar el sol de manera adecuada mejora nuestra salud y vida.Solo dos terceras partes de la radiación que emiten los rayos solares llegan a la Tierra. Por ejemplo, los rayos cósmicos, los gamma, los X y los UVC, que son la parte más dañina de la radiación solar, son absorbidos por los gases de la atmósfera, particularmente por el ozono.

Este gas también absorbe las ondas UV (ultravioleta) más cortas. Ahora bien, la radiación que sí llega a nosotros es la UVA, UVB, los Rayos Visibles (dentro de estos está la famosa Luz Azul) y los IR-A (Infrarrojos).

Rayos UV

“A grandes rasgos, estos rayos en exceso, y sin la adecuada protección solar, pueden producir desde fotoenvejecimiento (manchas, arrugas y flacidez) y quemadura solar hasta cáncer de piel e incluso alterar el sistema inmunitario. También lesiones en los ojos como cataratas”, según Natalia Jiménez, dermatóloga del Hospital Ramón y Cajal y del Grupo Dermatológico Pedro Jaén.

Por ejemplo: la nieve refleja hasta el 80 % de los rayos UV, el agua un 25 %  –y aunque estés a 40 cm de profundidad, no te libras–, y la arena un 15 %. “Cuanto más alto peor, es decir, a mayor altitud más dañinos son los rayos UV”, advierte la doctora Jiménez.

Rayos UVA

La mayoría de la radiación UV que llega a la Tierra es del tipo UVA. Inciden durante todo el año, atraviesan las nubes y los cristales, penetran profundamente en la piel y hasta un 50 % llega a la dermis.

Aunque provocan un “bronceado” inmediato, que dura unas horas, se trata más bien de una oxidación celular. De hecho, estos son los rayos solares usados en las lámparas de los centros estéticos y deportivos (que, según se ha demostrado ya, provocan cáncer de piel).

También “provocan la formación de radicales libres, que pueden llegar a dañar el ADN de las células, agente causal del cáncer de piel”, cuenta la Dra. Jiménez.

¿Cómo protegerse de ellos? La dermatóloga responde: “Además de optar por gafas de sol que cuenten con protección específica frente a los rayos UVA, hay gorras, prendas de vestir y bañadores que también han sido diseñados con tejidos que protegen frente a los rayos UV. Conviene asegurarse mirando las etiquetas”.

Otra forma de combatir los rayos UVA es buscando fotoprotectores que en su caja y/o envase lleven el símbolo UVA rodeado con un círculo. Y algo más: “Si también llevan el símbolo Lambda 370 te aseguras de que más del 90% de la radicación UVA (también la UVB) está cubierta”, apunta la experta.

Rayos UVB

Estos no penetran con tanta profundidad en la piel. Solo el 85 % se detiene en la epidermis, y aproximadamente un 15 % llega hasta la dermis. Son los verdaderos responsables de que a los dos o tres días luzcamos un bronceado que se mantendrá alrededor de tres semanas.

Suena idílico ¿verdad? ¡Craso error! Son lobos con piel de cordero. Los daños de estos rayos solares en la piel son irreparables. ¿Cuáles son algunos?

Para empezar, el bronceado es el mecanismo de defensa que emplea nuestra piel contra la agresión que estos tipos de radiación solar representan. Para que lo entiendas: “no hay bronceado saludable”, según la doctora Jiménez.

En segundo lugar, estos rayos son los causantes principales de quemadura solar y cáncer de piel. “Son responsables de las quemaduras solares y pueden dañar directamente el ADN celular dando lugar a mutaciones en este y siendo los principales causantes del cáncer de piel”, advierte la experta.

¿Cómo protegerse de ellos? Al igual que en el caso de los rayos UVA conviene hacerse con prendas físicas (gorras, camisetas y bañadores) en cuya etiqueta se especifique que  protegen de los rayos UV.

La dermatóloga afirma que también es necesario “usar fotoprotectores con un SPF mayor o igual a 50, que filtran el 90% de la radiación UVB. Eso sí, hay que aplicarse la cantidad suficiente y reaplicarlos cada dos horas”.

¿Qué se entiende por cantidad suficiente? Lo idóneo es aplicarse 2 mg/cm2, lo que equivale a 200 g para cubrir todo el cuerpo. Es decir, casi todo el bote de una vez. Así que, apuesta por formatos XL. Según la Dra. Jiménez habría que utilizar “dos nueces de crema para cara, cuello y escote, y nueve en los hombros, la espalda, los brazos y las piernas”.

Rayos Infrarrojos (IR-A)

Son los que mantienen la Tierra caliente y a nosotros nos proporcionan esa agradable sensación de calor y bienestar, pero también son los responsables de las insolaciones y los golpes de calor, sobre todo, en bebés, ancianos y deportistas. ¡Otro lobo con piel de cordero!

Como se trata de un calor seco (a pesar de que en las capas profundas puede elevar la temperatura hasta 42 grados), no nos damos ni cuenta del daño que nos están produciendo estos rayos solares en la piel. De hecho, hasta hace relativamente poco no se sabía que pueden alcanzar la capa más profunda de la piel (la hipodermis, que está a 12 mm de profundidad).

Otro dato para la preocupación: “representan el 50% de las radiaciones que recibimos, mientras que los UVA solo suponen el 5% y los UVB menos del 1%”, según la dermatóloga.

¿Qué daños pueden provocar en la piel? “Producen oxidación o, lo que es lo mismo, radicales libres que son los responsables de que la piel envejezca. Y potencian los efectos negativos de los rayos UV (sobre todo de los A). No son causantes directos de cáncer de piel, pero al potenciar a los UV contribuyen a ello”, señala la experta.

¿Cómo protegerse de ellos? “En este caso hay que asegurarse de que en la caja y/o envase del protector solar aparece el símbolo IR, que quiere decir que ese producto contiene antioxidantes que neutralizan la oxidación y el envejecimiento”, según recomienda la dermatóloga del Ramón y Cajal. ¿Qué antioxidantes? Los más utilizados y que cuentan con evidencia científica son los tocoferoles y los derivados de la vitamina E, según Jiménez.

Luz Visible

Supone el 40% de la radiación solar que recibimos y es la que vemos, la responsable de la gama de colores del arcoíris y de que las plantas puedan realizar la fotosíntesis.

Está claro que existe de forma natural (la emitida por el sol), pero también la hay artificial, que es la que emiten los dispositivos LED que utilizamos a diario: móvil, tablet, ordenador y televisión.

Y a la que también nos exponemos por el mero hecho de pasar la mayoría del día en espacios cerrados (oficina, gimnasio, centros comerciales).

Y aquí viene el pero: “al igual que los rayos IR-A tiene la capacidad (sobre todo la azul-violeta) de llegar a las capas más profundas de la piel y provocar daños similares a los rayos UVA”, según Natalia.

Dentro de este tipo de luz la más importante por sus efectos sobre la piel es la azul:

Luz azul

Hasta hace poco se sabía que esta luz afectaba al sueño y a los ojos. Al sueño porque inhibe la secreción de melatonina (la hormona responsable de que podamos dormir). Y a la visión porque provoca síndrome visual informático, que se caracteriza por disminuir el parpadeo, la secreción de lágrimas y producir fatiga visual.

Y ¿qué daños puede provocar estos rayos solares en la piel? Producen tres efectos: Primero, hace que la piel esté más seca. “Disminuye unos canales por los que recircula el agua en la piel llamados aquaporinas”. Segundo, induce oxidación en las células, lo que se traduce en arrugas. ¿Cómo?  “Activan unas enzimas que se llaman metaloproteinasas que destruyen el colágeno natural, provocando flacidez y arrugas”. Y tercero, “provocan la formación de manchas en personas con fototipos altos, III y IV”.

¿Cómo protegerse de ellos? Ya existe toda una nueva generación de fotoprotectores y cosméticos con tecnología Blue Light patentada cuya función es, precisamente, proteger la piel de esta luz y, por lo tanto, del envejecimiento y el riesgo de manchas en la piel.

“Suelen incorporar complejos vegetales antioxidantes, derivados de la vitamina E que evitan la formación de manchas, y retinol para estimular la producción de colágeno nuevo”, asegura la doctora. También las cremas con color absorben hasta un 20% de esta luz.

Y hay filtros específicos para poner sobre las pantallas de móviles, tablets y ordenadores. Además, siempre tienes la opción de graduar el brillo de estos: tanto en Android como en iOs hay opciones para limitar la luz azul.

Si no estas de vacaciones, seguro que estás a punto de hacerlo. Y si hay algo que no debe faltar en tu maleta, incluso con más razón que la toalla y/o el bañador, sin duda es el protector solar.  Y esto es así no solo porque evita que te quemes durante la exposición al sol, o el fotoenvejecimiento, sino porque previene enfermedades cutáneas. ¿La más grave? El cáncer de piel.

Clasificación de protectores solares

Filtro solar

Según su modo de acción, los filtros solares se clasifican en: físicos, químicos y biológicos.

  • Físicos

Reflejan la radiación solar. Son de amplio espectro; retienen las radiaciones solares de la zona del ultravioleta y también las del visible y las del infrarrojo. En ocasiones se les denomina «ecran» (pantalla), y se utilizan para evitar tanto el eritema como el bronceado.

Especialmente recomendados para: niños muy pequeños, alérgicos a los protectores químicos, dermatitis, pieles con cicatrices y eritemas.

  • Químicos

Actúan por absorción de la radiación solar ultravioleta (captan la energía incidente y se emite nuevamente como radiación térmica, inocua para la piel). En función de la longitud de onda absorbida se distingue entre los filtros UVB, UVA y de amplio espectro. Su aplicación es más agradable ya que tienen una textura más fluida. Y hay que aplicarlos 30 minutos antes de la exposición solar para su correcta absorción.

  • Biológicos

No son filtros solares como los dos anteriores, sino que actúan junto a ellos. Son agentes antioxidantes que frenan o reparan los procesos oxidativos producidos por la radiación UVA; además potencian el sistema inmunológico de la piel. Los más comunes son: vitamina A, vitamina C y vitamina E.

SPF

El factor de protección solar (SPF) comparado frente a la cantidad de tiempo que tarda la piel en enrojecer cuando no se usa un protector solar, representa un índice que indica cuánto tardan los rayos UVB en penetrar y enrojecer la piel donde se aplica el protector solar. Cuando se usa un producto con SPF 30 por ejemplo, significa que la piel tarda en enrojecer 30 veces más que sin protector solar.

De esta forma:

  • SPF 50+: Es el adecuado para niños a partir de seis meses. Aunque si eres muy blanco también es el recomendable.
  • SPF 50: Este es el factor que debes utilizar si tienes la piel muy blanca y delicada, que tienen tendencia a ponerse rojos y les cuesta ligar bronceado.
  • SPF 20-30: A medida que tu piel se vaya poniendo morena puedes ir reduciendo el SPF. Una protección media podría ser suficiente.
  • SPF 15: Si ya eres moreno de por sí, o estás muy bronceado, puedes utilizar protectores solares con un SPF inferior.

El SPF es uno de los factores más tenidos en cuenta a la hora de elegir un tipo de protector solar u otro.

Texturas y formatos

Junto al SPF, ésta es la clasificación más popular de los protectores solares.

  • Crema: Su textura es la adecuada para pieles secas, ya que tiene una composición más enriquecida. Las puedes encontrar con o sin color.
  • Emulsión: Tiene una textura más ligera y menos untuosa. Se ajusta muy bien a las necesidades de las pieles mixtas y grasas y también las puedes encontrar con color.
  • Gel: Es muy ligero y aporta una sensación de frescor muy agradable. Además, se extiende muy bien. Se absorbe rápidamente y no aporta grasa a la piel. Son adecuadas para pieles mixtas, grasas o con tendencia acné.
  • Aceite: Este formato es muy adecuado para el uso corporal, no para la cara. Deja un sutil brillo satinado sobre la piel, embelleciéndola y protegiéndola. Existen incluso para protección muy alta.
  • Leche protectora: Este tipo de protector también tiene una textura suave, aunque su uso solo se recomienda a nivel corporal.
  • Protector Solar Spray y bruma protectora: Se aplican con dispositivos especiales que dispersan el contenido de forma muy ligera, a modo de bruma, lo cual se agradece cuando estás en la playa. Por su rapidez en la aplicación, es el tipo de protector solar más aconsejable para utilizarlo con niños.

Cómo se aplica un protector solar

Tan importante como elegir el protector solar adecuado es aplicarlo correctamente. ¿Sabes cómo recomiendan los dermatólogos hacerlo?

  • Póntelo antes de salir de casa: Es importante que te apliques el protector solar, al menos, 30 minutos antes de la exposición, pues es el tiempo que tardan los filtros químicos en actuar (entre 20 y 30 minutos). Así que lo mejor es ponerlo en casa, antes de salir hacia la piscina o la playa.
  • En cantidad: Para estar totalmente protegido, cubre toda la superficie del cuerpo con la crema de forma generosa.
  • Extiéndelo de manera uniforme: Aplicar el protector de manera generosa implica que también lo tienes que extender de manera uniforme por todo tu cuerpo. Prestando especial atención a las “zonas olvidadas”, como son las orejas, la nuca, el dorso de la mano, ingles, corvas y especialmente los pies.
  • Protégete con frecuencia:No te olvides de renovar la aplicación cada dos horas aproximadamente, o incluso menos si te has bañado y/o has sudado mucho.

Y ahora que ya sabes los tipos de protectores solares que existen y la importancia de utilizarlos, es hora de que elijas el que mejor se adapte a tus necesidades. Y especialmente a la de tus hijos.

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